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Review: El fenómeno de la cultura de los cruceros en fotografías

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LA MUESTRA, CURADA POR JOSÉ ANTONIO NAVARRETE, CONTEMPLA FOTOGRAFÍAS Y VÍDEO, QUE FORMAN PARTE DE UN PROYECTO MÁS EXTENSO TITULADO FUGITIVE SOULS SOBRE EL FENÓMENO DE LA CULTURA DE LOS CRUCEROS.

POR DENNYS MATOS
Especial/el Nuevo Herald

Review | el Nuevo Herald | Dennys Matos | artmedia GALLERY

A Supposedly Fun Thing, es el título de la muestra más reciente de Mitya Trotsky (Moscú, 1971) fotógrafo ruso afincado en la Florida. La muestra, curada por José Antonio Navarrete, contempla fotografías y vídeo, que forman parte de un proyecto más extenso titulado Fugitive Souls sobre el fenómeno de la cultura de los cruceros. Este proyecto incluye alrededor de 7,000 fotografías tomadas por Trotsky durante dos años en Port Everglades, Fort Lauderdale. El mismo puerto que el 13 de marzo de 2016, batió el récord mundial con ocho cruceros y más de 54,700 pasajeros embarcando y desembarcando en un solo día. Y ese día Trotsky estaba allí. Con un gran lente hizo expansivas panorámicas, pero también primeros planos sobre esos ‘condominios de lujo flotantes’ en el momento en que zarpaban.

Las panorámicas, a primera vista parecen fotos de esos edificios playeros que les nacen, como penachos lanzados al cielo, a todo el litoral de Miami y Fort Lauderdale. Pero algo nos pone alerta y es, entre otras cosas, la ajustadísima dimensión de inmobiliario y balcones. Cuadriculas abiertas que, en primer plano, parecen porta retratos de las personas que vemos en ellos. Destacan el repetitivo módulo de esta arquitectura y su decorado clonado, como pueden apreciarse en las dos obras de la serie Alluere of the Seas 07- 16- 2017. Fragment N1 y N2. También resalta la contigüidad de los pasajeros envueltos en una “cotidianidad de artificios” pululando por el entramado de balcones.

Las fotos de primeros planos de la muestra son los recortes, como cuadros individuales, correspondientes a balcones por separados, que extrajo Trotsky de estas grandes tomas. Aumentando estas imágenes como, por ejemplo, en Esmerald Princess, 01-30-2016. Fragment N 1, 2017, Trotsky atribuye dimensiones panorámicas a los rasgos particulares de unos personajes que, en tomas generales, quedan como emparchados en las paredes del palacio flotante. El fragmento se convierte en paisaje y descubre a la mirada una profundidad del campo como escenario de aconteceres inmediatos. Vemos a personas captadas mientras se despiden dentro de una especie de ritualidad que acompaña la salida del puerto de estas ciudades flotantes. Unas sentadas en trajes de baño, otras vestidas y paradas. Las hay formado grupos, pero las hay también solas. Unas parecen posar mirando a cámara, otras desconociendo que están siendo vistas, aparecen ya en la quietud, ya en el movimiento que le inspira la salida.

Estas fotos de primeros planos que, junto al video es lo más singular de la exposición, expresan tanto el lenguaje corporal como el facial dentro de una profundidad cuya visualidad escurre las magnitudes que aportan ese hiperrealismo característico de imagen fotográfica. Aquí la profundidad del fragmento fotográfico es llevado al límite donde comienza a desdibujarse las líneas, el objeto preciso, la nitidez cristalina superficial de la fotografía. Asoman entonces las apariencias pictóricas de estas fotos. Una superficie de la imagen más porosa y flotante, acentuada por la coloración combinada de escalas de grises y negros que hace ondular la imagen con un mayor espesor de subjetividad. Así vemos, en Esmerald Princess, a la mujer parada que mantiene el antebrazo derecho levantado, ayudado por el izquierdo, con la mano abierta y haciendo un cansado gesto de despedida. Su rostro, surcado por arrugas, se contrae para reír, pero su sonrisa no desprende alegría alguna. Es una sonrisa y un adiós acartonados, carente de calidez que se sumerge en la incertidumbre. Tedio trasmite el hombre sentado a su derecha vestido con albornoz y rostro inexpresivo conformado, ambos sujetos, una imagen cuyo ‘colorido’ en escalas de grises y negros no hace más que añadirle intensidad narrativa y dramatismo a la imagen. Y resulta curioso ver que abundan estas expresiones desconcertantes, captadas al vuelo de unos personajes que zarpan hacia un viaje que promete ser maravilloso.

Fueron precisamente estas expresiones las que saltaron a la vista de Trotsky cuando comenzó a visionar el inmenso archivo de fotos tomadas en el momento justo de la salida de los cruceros en Port Everglades. Expresiones que le motivaron a preguntarse por qué algunas personas en estos ‘palacios flotantes’ parecen estar a la deriva, aturdidas, presas del desasosiego. ¿Por qué sus rostros desprenden incertidumbre y miedo? O, ¿por qué tantos pasajeros (parejas y solteros) aparecen desolados, ensombrecidos de angustias? Por último, se preguntó qué andaba mal, cuál era el malestar que ronda a unas personas que parecen condenadas a pasarlo bien. Su repuesta fue subirse a un crucero trasatlántico de dos semanas. Al cabo de ello, Trostky, comprendió que ‘el crucero era solo un barco de hierro que transportaba gente de un destino a otro con varias paradas. (…) los pasajeros se rindieron a una forma bien estructurada y comercialmente viable de matar el tiempo colectivo y diversión administrada’. Lo cual es verdad, pero del mismo modo también lo es que él número de pasajeros en cruceros no para de aumentar, y para el 2018 se esperan sean más de 27 millones con el Mar Caribe en punta y el Mediterráneo pisándole los talones.

Los cruceros, igual que los Parques Temáticos y los paquetes hoteleros forman parte de la llamada cultura del entretenimiento y del ocio. Es la cultura del todo incluido, es la fantasía de que podemos aislarnos rodeados de confort, alquilando un tiempo que destierre las preocupaciones cotidianas. Si la vida no es para siempre, y siempre estamos preocupados por (sobre) vivir, los momentos de placer y diversión, aun siendo encapsulados y masivos, se presentan como el único desquite contra la muerte.

“A Supposedly Fun Thing” de Mitya Trotsky. Art Media Gallery The Wynwood Building. 2750 Nw 3 Ave. Hasta el 4 de mayo. www.armedia.gallery.Dennys Matos es crítico de arte y curador. Reside y trabaja entre Miami y Madrid

dmatos66@gmail.com